Los juegos son cada día más raros. Cuando yo era chico los luchadores eran fornidos/as y desafiantes. Ahora les da igual que sean clones de Mc Hamer o niños suicidas. En juego en cuestión no está mal, los personajes hacen mil piruetas y ciento una acrobacias. Eso sí, no os pilléis al niño suicida porque siempre vais a palmar. Es vuestra elección.
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